Venus de Tacarigua |
Se considera que el desnudo existe en las
civilizaciones desde antes de ser colonizadas por los españoles (en el caso de
América hispánica, especialmente Venezuela), donde la representación de la
figura humana indígena desnuda es frecuentemente encontrada en el modelado de
idolillos y pintada en piedra lo que le otorga un valor de culto y la convierte
en portadora del mito que representaba a los dioses como una mujer por
asociarla a su capacidad reproductora, misterio y maravilla como si fuese agua,
tierra y aire los cuales dan frutos, peces y aves. Al llegar los españoles
hicieron ver a los indígenas su desnudez y les impusieron sus creencias
cristianas católicas a los mismos valiéndose de obras artísticas, por esto se
dijo al comienzo en Mirada a la historia del arte venezolano y su censura que
el arte sirve como medio para propagar la fe. No obstante, las representaciones
de Dios, vírgenes, santos y hasta el purgatorio muchas veces eran representadas
desnudas, por tal motivo en tiempos de la Inquisición alrededor de 1649 se le
pidió al pintor y literato Francisco Pacheco del Río que escribiera el Arte de la Pintura donde se estipulaba
la confección de imágenes religiosas otorgándole así el poder para censurar
obras que no cumpliesen los preceptos establecidos.
Por otra parte, se sabe que el desnudo eclesiástico
era permitido con excepciones, por ejemplo para incluir la cultura hispana y
las clases sociales en representaciones del Purgatorio mediante el uso de
colores mestizos y negros en la pigmentación de la piel y expresión fisonómica
de los rostros. Grillet aporta ejemplos del arte colonial en Venezuela donde
puede evidenciarse el desnudo en Cristo y el niño Jesús, incluye la imagen de
talla completa del Nazareno de San Pablo y el Niño Jesús en la Colección de
Arte Colonial en Quinta Anauco, entre otros.
Nazareno de San Pablo Felipe de Ribas |
Roldán Esteva Grillet igualmente manifiesta que el
desnudo profano entró a Venezuela a finales del siglo XVIII mediante la
exportación de obras europeas neoclásicas que fueron obtenidas por los ricos de
Caracas con desnudos femeninos como símbolo de refinamiento y modernidad,
también por los jóvenes que viajaban al extranjero a estudiar y al llegar al
país expresaban sus ideas revolucionarias, nuevas, esto generó la censura moral
en el arte por parte de la iglesia entre 1790 y 1818. Posteriormente, en el
siglo XIX el desnudo se comenzó a aceptar en representaciones alegóricas de la
libertad y la república así como en la épica, en este periodo se encuentran los
artistas que Grillet menciona, Carmelo Fernández y Eduardo Blanco por ejemplo,
quienes sintieron la necesidad de representar las razas aborígenes venezolanas
desnudas y los patriotas llaneros. Del mismo modo, mediante la literatura
clásica el arte se hizo más profano, se aceptó el desnudo por alegoría
mitológica y como un recurso iconográfico en la pintura religiosa, donde
encontramos por ejemplo a Arturo Michelena con su Leda y el Cisne expuesto en Mirada a la historia del arte venezolano y su censura
Posterormente, con la creación del Círculo de Bellas Artes en 1912, se experimentó con el desnudo femenino sin que estuviese sujeto a preceptos literarios o simbólicos, se buscó la belleza de la forma, no representar momentos históricos ni religiosos, es en este periodo que se encuentran artistas como López Méndez y su Desnudo de 1941, y Marcos Castillo con La Pitonisa de 1956, pero el único que se obsesionó con el desnudo fue Pedro Centeno Vallenilla, representó tanto mujeres como hombres blancos, negros e indígenas.
Desnudo López Méndez |
La Pitonisa Marcos Castillo |
Pedro Centeno Vallenilla |
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